
La ascensión al Pico de los Infiernos de Panticosa, en Agosto de 1.994, directamente desde el mismo Balneario de Panticosa (unas trece horas de recorrido entre ir y volver), será siempre recordada como una gesta extenuante, y arriesgada. El paso de la "marmolera", fué aún más arriesgado que el de la estrecha cresta. La canción del trekking de ese año:
"Sieeeempreeeeal ace-chooooo,
es lo que haaaaay
eslo que hay"
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