Foto de cabecera: excursión a las Gorgues del Torrent de La Cabana.

lunes, 14 de junio de 2010

RECORDANDO EL TREKKING 2.002.









El Trekking de Verano 2.002 fué, además del que con menos asistentes ha contado (Armand Cartanyà y yo), uno de los más accidentados y duros de la historia del Centro.
El verano de ese año fué uno de los más lluviosos de la década del 2.000, y el Trekking no sé escapó de la tónica general de ese verano, y durante el Trekking la lluvia y las bajas temperaturas no nos dieron tregua, salvo en un único dia en el que tanto Armand como yo reaccionamos mal al sobreesfuerzo de dias y al brusco cambio del frio y la humedad al calor, y tuvimos fiebre.
Otra de la causas del cansancio, además de las ropas y calzado permanentemente mojados, fueron los errores de cálculo a la hora de planificar la ruta, por lo que nos vimos obligados a improvisar itinerarios alternativos, que acabaron alargando las etapas más allá de lo previsto.
Toda una aventura, comparable a la del Trekking de 1.997, aunque esta vez no hubo lesiones, y unas peripecias muy similares a las que viviríamos 7 años después, durante el Trekking 2.009, haciendo -esta vez con Jordi Núñez como tercer asitente- la muy exigente físicamente "Porta del Cel".
El recorrido final, fué del Refugio de Linza, en la cabecera del Valle de Ansó hasta Lescún por la Mesa de los Tres Reyes y el Plateau Sánchez, en donde a media tarde nos atrapó una tromba de agua que no nos abandonó hasta Lescún .
De allí intentamos, reaunudamos la marcha, con la intención de ir al Refugio de Lizara y de paso ver las famosas Agujas de Ansebere, pero no pudimos, todo y pasar muy cerca de ellas, debido a la niebla. Tras saltar de nuevo a Aragón subiendo la Peña del Ibón, fuimos a dar con nuestros remojados huesos a la Selva de Oza, en donde no pudimos pernoctar debido a que habían cerrado el camping, y tuvimos que andar 15 kilometros de propina hasta Hecho.
El tercer dia fué terrible, pues a tras dias de aguaceros y frio apareció un sol de agosto que achicharraba las piedras. La mitad de la etapa fué de puro senderismo bajo un sol abrasador, para remontar el Valle del Espetal e ir a buscar una posible bajada a Zuriza. Tras equivocarnos de collado y tener que perder cerca de 500 m. de desnivel, para volver a subir de nuevo (todo esto tiritando de fiebre, tanto Armand, como yo) y encontrar un paso a través de la Sierra de los Alanos, con bajada incluida destrepando por la imponente y vertiginosa Canal del Txandalán.
La cuarta etapa fué testimonial, un paseo matinal del Zuriza al Refugio de Linza, en donde recogimos el coche, y nos fuimos a Isaba a comer un exclente Marmitaco de Atún, antes de volver a casa.


Ferran Oliva.

1 comentario:

  1. Muy bueno, desde luego me hubiera encantado que el año que asistí a la excursión de verano hubiera sido un trekking.

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